Sin
duda, los títulos sensacionalistas suelen ser característicos de aquellos
medios informativos que pretenden tener una más exitosa penetración dentro del
consumidor. La técnica es sencilla: se toma una nota, se busca exaltar sus
características, y finalmente, se le pone un título que desarrolle una duda o
una tentación al consumidor por saber qué es lo que pasa, título que puede o no
tener relación con la información que se trata en el texto del que hace
referencia.
La
curiosidad, el morbo, o quizás una mezcla de ambos factores despiertan en la
mayoría de los seres humanos una necesidad por encontrar los extremos en
diversos ámbitos del conocimiento y experiencias a las que podemos atenernos.
Ello por supuesto puede ir desde intrigas sencillas y de utilidad, como saber
cuál es el país más grande, sin embargo algunas de las preguntas que se
realizan tienen como fin el mero asombro de las posibilidades de este mundo.
Por
desgracia, desconozco cuál es el comercial más impactante de la historia, y
resulta difícil para mí definir correctamente qué se debe entender por impactante. En cambio hablaré de un
recurso de promoción de información (muchas veces con una pobre aportación
intelectual) del que todos hemos visto, o en casos más agudos, haberlos
utilizado (incluso algunos políticos gozan de utilizar este método en la
construcción de sus discursos).
Lo
malo de este tipo de trampas, por
llamarlo de alguna forma, no reside en haber caído en ellas, dado que la
necesidad de responder dudas es natural al ser humano, y por ende es
entendible. Lo malo surge al reflexionar, pues es fácil notar que nos
encontramos frente a información que puede ser de poca o nula utilidad, dado
que es posible la tergiversación de lo contenido en la misma, quedando útil
para aquellas charlas de cotilleo entre amigos o para pasar un momento
divertido.
Si
bien el uso de esta táctica tiene como fin una mejor divulgación, el costo por
ello en muchas ocasiones es la pérdida de credibilidad, lo cual puede ser un
arma de doble filo para quien la utiliza, por lo que el mejor método para
realizar una divulgación, es dándola a conocer con los fundamentos tal como
fueron obtenidos.
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