jueves, 1 de diciembre de 2016

El delicado sonido del trueno
En efecto, para los amantes y conocedores de la música, y estoy hablando de música de verdad no de lo que se escucha actualmente en los antros y en la radio, que te sirve de entretenimiento por unos días y luego ya la borras de tu lista frecuente, les será sencillo reconocer que el título de este blog es el nombre de un álbum de Pink Floyd, reconocida como una de las más grandes bandas de todos los tiempos, cuyo mayor momento de éxito tuvo lugar en la década de los 70’s y cuyo exlíder Roger Waters cobró notoriedad recientemente cuando visitó la Ciudad de México a finales de septiembre de este año ofreciendo un concierto gratis durante el cual se burló de Donald Trump, hizo alusión a los 43 de Ayotzinapa y denotó la incompetividad de Peña Nieto sobre nuestro país, denotando que las anteriores son cuestiones que no pasan desapercibidas.

Ahora bien, ¿por qué mencionar a una banda cuyo mayor punto de popularidad ocurrió hace poco más de 40 años? En mi opinión, es triste ver que en la actualidad la mayoría de los cantantes y músicos sólo se interesan en el dinero y la fama, lo que les lleva a producir canciones y álbumes que son agradables y divertidos de escuchar en su momento, pero que pasado algún tiempo nadie recuerda, por lo que no dejan una huella o legado que lleve a las personas a seguirlos escuchando con el paso de los años. Por otra parte, es interesante ver cómo en la actualidad las nuevas generaciones aunque no escuchen su música, poseen una idea de quienes fueron Pink Floyd, los Beatles, los Doors, Nirvana, entre muchos otros más, ya que todas estas bandas fueron capaces de componer canciones que marcaron tanto sus respectivas épocas que todavía son mencionadas como los mayores referentes musicales.
Ojo, no piensen mal de mí, como a cualquier persona me la paso muy bien escuchando los grandes hits actuales, especialmente cuando voy al antro o a una fiesta con amigas, pero como dice el dicho lo cortés no quita lo valiente, y yo misma me doy cuenta que muchas canciones con las que me divertí en su momento ya no las escucho para nada, y algunas inclusive me parecen sosas, y seamos honestos cosas como “Si necesitas reggaetón dale” o parecidas son canciones que nadie va a recordar dentro de un año, tal vez incluso menos. En cambio, y como ya mencioné aunque no seas muy fan de ellos, no es difícil reconocer temas icónicos como “Another brick in the Wall”, “Smells like teen spirit”, “Bohemian Rhapsody”, y es más ni siquiera necesitas escuchar la letras, basta con oír la melodía para reconocerlas, lo cual habla de composiciones con identidad propia que trascienden y no se ven seriamente afectadas por el paso del tiempo.

Por todo lo anterior, me parece importante que los jóvenes sean más abiertos de mente y se animen a escuchar a los grandes grupos clásicos de todos los tiempos así como a grupos nuevos que no son tan difundidos pero tienen un estilo alternativo a lo que se escucha normalmente, esto no quiere decir que dejen de escuchar la música que les gusta o siquiera que se vuelvan fans de estos grupos, pero ciertamente les ayudará a ver que hay una enorme e increíble variedad musical allá afuera a la que vale la pena prestar atención, además de que si uno quiere crecer como persona es necesario probar cosas nuevas para expandir los horizontes propios, y que mejor forma de hacerlo que educando al oído con diferentes estilos musicales. Una de las mejores y más fáciles formas de exprimirle todo su jugo a nuestra vida es enriqueciendo nuestros horizontes, y si la música es el alimento para el alma, ¿por qué sólo satisfacerla con chatarra?

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